En la entrada anterior le pedí a los lectores que dieran su opinión sobre ¿quién debería pagar la cuenta en una cita? Una de las opiniones generalizadas es que “quien invita, paga” porque se entiende que si te están invitando es porque existe la intención de pagar. Otra opinión generalizada es que conforme una relación avanza, existirá más confianza y entonces se podrán hacer arreglos para repartir los gastos o alternar quién paga.
Estas ideas me parecen razonables, pero hay otros puntos de vista que aunque no siempre salen a la vista, sabemos que están ahí. Por ejemplo, hay personas —tanto hombres como mujeres— que creen que es inaceptable que una mujer pague total o parcialmente la cuenta en una cita.
Motivos
¿Cuál es el verdadero motivo por el que una persona podría sentirse incómoda si su pareja intenta pagar la cuenta? Me parece que el problema radica en la tendencia a derivar tu propia identidad de tus posesiones o estatus social. En el caso de que tu pareja quiera invitarte, ¿sentirías que tu estatus social o tu valor como persona disminuye? Si es así, ¿esa creencia limitaría tu capacidad de arriesgar dinero en inversiones? ¿De hacer negocios? ¿Tratarías de mantener las apariencias aún a costa de tu salud financiera?
¿O cuál es el verdadero motivo por el que una persona le parezca inaceptable pagar parte de la cuenta? Me parece que esta es una actitud de delegar tu responsabilidad. ¿En qué otras áreas de tu vida esperas que sea alguien más quien se haga cargo de tus problemas? ¿siempre esperas a que esté tu pareja, tu familia o el gobierno para ayudarte?
Discusión Abierta
No veo nada de malo con discutir abiertamente el tema del dinero y quién paga la cuenta con una persona sin necesidad de esperar a que haya una relación formal o hasta salir 5, 10 o más veces. No considero que sea una descortesía o una falta de caballerosidad hablar abiertamente sobre un tema que es importante para tí. De hecho, no hablar de los temas importantes es lo que causa problemas. Encontrar la forma adecuada de hablar sobre el tema y no tratarlo como tabú puede mejorar tu relación y no necesariamente empeorarla. En las relaciones personales no es tan importante lo que se dice, como la forma en que se dice.
Por supuesto, no haría exigencias insensatas como exigir que la otra persona pague si está pasando por problemas financieros. También considero insensato insistir en que para pasar tiempo de calidad con otra persona sea necesario gastar mucho dinero. Es más fácil tener buenas conversaciones cuando sólo estás tomando un café que cuando estás en el cine (siempre y cuando realmente estés viendo la película) o en un restaurante donde te sirven entrada, primer plato, plato fuerte, postre, etc. ¿Qué tanto puedes conocer a otra persona cuando el 80% del tiempo lo único que haces es verla masticar?
Mi intención realmente no es convencerte de que mis opiniones son las correctas y las tuyas son equivocadas. Mi intención es que cuestiones cuál es el origen de tus creencias, y qué efectos pueden tener esas creencias en tus finanzas sin que te hayas dado cuenta. Y si te parece adecuado, cambies tus creencias para lograr tus objetivos.
Agradecimiento
Quiero aprovechar para agradecer a quienes comentaron, no sólo aquí en el blog, sino en los foros, en la página de Facebook, y en especial a quienes votaron y comentaron en Chuenga e hicieron que el post llegara a la portada. Sería fantástico si lo hacen de nuevo. 😉