7 Errores que tus Amigos Cometen en sus Finanzas

Todos sabemos que hay muchas personas con problemas financieros de todo tipo. Yo he tenido muchos de estos problemas y seguramente tú has tenido algunos también. Pero mientras aún estamos en la batalla por solucionarlos es fácil comenzar a ver los árboles y no ver el bosque.

En otras palabras, es fácil perder de vista el panorama general de nuestras finanzas porque nos preocupamos de los pequeñísimos detalles. Sin embargo, para otras personas es más fácil ver la situación completa porque no están tan involucradas.

Como dice el viejo y conocido refrán: “Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno”.

Así que, ¿que síntomas puedes ver en otras personas que te ayuden a saber que tienen problemas financieros? y más importante ¿por qué querría alguien saber si sus amigos tienen problemas financieros?

7 Errores que tus Amigos Cometen en sus Finanzas

  1. Ven el dinero como un fin. Uno de los problemas más comunes en nuestra sociedad es que se pierde de vista el verdadero papel del dinero en la vida. Recuerda siempre que el dinero no es un fin en sí mismo y que cualquier actividad que realices debe tener un objetivo más allá que el de simplemente ganar unos dólares.
  2. No aceptan que tienen problemas. Aún cuando tú puedas ver que tienen problemas financieros, al preguntarles te dirán que todo está bien. Pretender que todo está bien y mantener las apariencias sólo hará que sus problemas aumenten con el tiempo.
  3. No toman completa responsabilidad. Puede ser que acepten que tienen problemas, pero siempre encontrarán alguien a quién echarle la culpa. Puede ser su cónyuge, la mala suerte, sus padres, el gobierno, etc. Cualquier sugerencia que hagas para mejorar su situación encontrará oídos sordos porque no es culpa de ellos y asumen que, por lo tanto, tampoco es su responsabilidad.
  4. No tienen metas claras. Puede ser que un día comiencen a ahorrar, pero si les preguntas ¿para qué ahorran? no lo saben. Tampoco saben para qué trabajan. No saben qué quieren lograr en la vida. La falta de metas se traduce en falta de motivación para hacer cambios positivos. De hecho, no hay algo que sea concretamente “positivo” hacia lo que puedan apuntar.
  5. Sus relaciones personales no los ayudan. Sus familiares o amigos más cercanos son una carga extra en su camino. Los has visto ponerse una meta sólo para sucumbir ante la presión de su grupo habitual y caer en hábitos que los alejan de sus metas.
  6. Se enfocan mucho en las herramientas y no en los hábitos. Probablemente tienen la intención de mejorar y cada vez que encuetran una nueva técnica de ahorro o un nuevo software para presupuestos dicen que “esta vez sí!” lograrán su meta. Pero la novedad pasa rápido y eventualmente caen en los mismos patrones de conducta limitadores.
  7. Se enfocan mucho en reducir sus gastos y no en aumentar sus ingresos. Ahorran hasta el último centavo. Todos los gastos están fríamente calculados. Adoptan la frugalidad al máximo en nombre del ahorro. Sin embargo siguen en una situación limitada y no cumplen con sus metas. Dedican tanto tiempo y energía a estas actividades que se olvidan de potenciar sus fuentes de ingresos para crear riqueza.

¿Por qué buscar la paja en el ojo ajeno?

Porque es más fácil. Eso ya lo habíamos establecido antes. 😉

¿Conoces a alguna persona que cometa estos errores? ¿Tal vez la conoces muy de cerca? ¿tan de cerca que la ves todos los días… en el espejo?

Una vez que comienzas a notar el comportamiento en otras personas, puedes comenzar a buscar si esos comportamientos existen en tu vida. Además, sabrás que hay otras personas en situaciones similares y que pueden ayudarse mutuamente a mejorar (¡recuerda el error #5!).

Tú, ¿Qué tan dispuesto/a estarías a reconocer que cometes estos errores si un amigo tuyo te envió a leer este artículo? ¿O estarías dispuesto/a a reconocer que comentes estos errores después de saber que no estás solo/a?

Auto-empleado: ¿Estás cometiendo este grave error?

Desde que publiqué el artículo “7 Razones para Renunciar a tu Empleo“, éste ha sido uno de los más populares del blog. Ha recibido miles de visitas y muchas personas me han contactado contándome cómo ese artículo les ayudó a tomar la decisión de finalmente renunciar a un empleo que no les satisfacía.

Lo escribí unos días antes de que se hiciera efectiva mi renuncia a mi último empleo y lo publiqué justamente el último día que trabajé.

En ese momento, ya llevaba un intento fallido de iniciar una empresa en mi historial y estaba convencido de que esta vez estaba en una mejor posición para crear un negocio exitoso.

Y así fue… ¿verdad?

El Error Crucial

Una de las razones más importantes por las que mi primer negocio fracasó fue que me sentía mucho más feliz por ser desempleado que por ser emprendedor. Me sentía muy feliz por poder hacer con mi tiempo lo que quisiera, no tener que responder a un jefe y poder trabajar donde y cuando quisiera. Me sentía tan feliz por esto, que olvidé tomar responsabilidad por hacer funcionar el negocio.

Lo más notable de esta situación es que no se trató un error “técnico” de negocios sino un error personal, más relacionado con el aspecto emocional que con el aspecto intelectual.

No hubo mala planificación de flujos de efectivo (porque no hubo flujos de efectivo para empezar). No hubo una mala selección de nicho de mercado (porque nunca nos llegamos a decidir por un nicho). No hubo clientes o proveedores que nos estafaran (ya te puedes imaginar por qué).

Así de malo fue mi primer negocio. 🙂

Por eso regresé a trabajar en una empresa donde había trabajado antes; quienes, afortunadamente, me recibieron de regreso en mi puesto anterior. Pero esta vez tenía total claridad sobre mi objetivo: pagar completamente mis deudas y volver a intentarlo.

Así que pasaron los meses, creé este sitio, me enfoqué en mis metas financieras y finalmente renuncié para intentarlo otra vez.

¿Y cómo me fue la segunda vez? Igual. Al menos durante los primeros meses.

El Segundo Error Crucial

Dicen que sólo los humanos podemos tropezarnos dos veces con la misma piedra. Peor aún, cuando ni siquiera te has dado cuenta de que existe una piedra.

Sucede que durante los primeros meses del 2009 cometí exactamente el mismo error. De nuevo, me enamoré más de la idea de ser un espíritu libre que podía darse el lujo de trabajar cuando y dónde quisiera. Lo que frecuentemente significaba en realidad, no trabajar.

No fue sino hasta mediados del 2009 que noté que estaba dejando de lado, otra vez, la responsabilidad sobre mi vida y mis ingresos, por estar muy feliz siendo desempleado.

En ese momento comencé a tomar pasos, al principio pequeños, para tomar completa responsabilidad de que mis esfuerzos como emprendedor rindieran frutos.

En el caso de Economía Personal, fue hasta esos meses cuando comencé a usar Twitter en serio (sígueme!). Creé la página en Facebook (hazte fan!), comencé a hacer encuestas a los lectores para conocer sus opiniones, hice un “experimento” de publicar a diario durante 30 días, etc.

Y los efectos fueron notables.

Los números comenzaron a subir. Tráfico, suscriptores, seguidores, fans e ingresos por publicidad. Los lectores comenzaron a contactarme más seguido, recibí algunas ofertas de negocios (algunas que rechacé porque no eran más que estafas disfrazadas).

Pero en general, puedo decir que comencé a generar más valor que es el fundamento de todo negocio.

Así que mi intención es que todos quienes piensan en renunciar para trabajar por su cuenta o quienes ya lo hicieron reflexionen sobre este punto crucial que no se encuentra en los libros de administración ni lo enseñan en las maestrías de negocios.

¿Te estás tomando en serio lo de ser emprendedor? ¿tus acciones reflejan realmente los motivos por los que renunciaste a tu empleo? ¿o es que simplemente estabas huyendo sin saber a dónde ir?

Todos debemos aprender de nuestros propios errores, pero siempre podemos tomar el atajo de aprender de los de alguien más. ¡Éxitos!