¡Bienvenidos al día 12 del programa!
Hoy hablaremos sobre los aspectos a los que debes poner mucha atención cuando haces planes financieros (y de cualquier tipo, en realidad) para mejorar tus posibilidades de realmente ejecutarlos y alcanzar tus metas.
Estos aspectos son: los supuestos, la ejecución, el nivel de detalle, la revisión y el refuerzo externos de tus planes.
¡Comencemos!
Supuestos
Un plan es, por definición, una predicción del futuro. Para poder hacer predicciones razonables, en cualquier planificación debes realizar una serie de suposiciones sobre cosas que pueden, o no, suceder.
La mayoría de planes no resiste el contacto con la realidad. En el momento en el que comienzas a ejecutarlos, te das cuenta de que algunos de tus supuestos no eran verdaderos y debes ajustar tu plan.
Así que la primera recomendación para cualquier plan que hagas es: ten siempre claros cuáles fueron los supuestos que usaste para planificar.
Por ejemplo, si parte de tu plan era reducir tus gastos en ropa y zapatos, estás asumiendo que no habrá ninguna necesidad de ropa y zapatos fuera de lo habitual. Pero, ¿que sucedería si en un viaje pierdes tu equipaje y pierdes tu único traje formal? ¿O ganas peso durante el año y ya no te queda bien? Talvez no fue porque descuidaste tu dieta sino porque quedaste embarazada.
Todas estas situaciones son completamente posibles, pero no son muy probables. Por eso, es mejor asumir algunas cosas y hacer un plan útil y razonable, en lugar de tratar de prever absolutamente todas las cosa que pueden ir mal y hacer un plan demasiado complejo.
Tan pronto como sepas que uno de tus supuestos resulto se falso, sabes que debes hacer cambios al plan.
Ejecución
¿Alguna vez has hecho planes para un proyecto y luego cuando tratas de ejecutarlo te das cuenta de que es muy complicado? ¿O quizás planificaste todo pero hasta el momento en que comenzaste a ejecutarlo notaste que hay habilidades que aprender antes de poder continuar?
Esto es básicamente lo que sucede con las resoluciones de año nuevo. Estableces una meta que te emociona mucho, y debido a la emoción crees que eres capaz de todo!
Dices “Este año aprenderé un idioma nuevo… No! Mejor dos… no, mejor tres!”. Planificas, escoges un lugar para estudiar y te inscribes. Luego cuando comienzas a ir a clases te das cuenta de que el resto de actividades de tu día a día no te permiten practicar y hacer las tareas. ¿Cuál es el error?
No es que la meta esté mal en sí misma. Probablemente tampoco el plan del todo mal. El problema es que el plan está incompleto. El plan estaba fuera de contexto. La ejecución del plan, requería más recursos de los que en realidad tienes.
Estos recursos pueden ser externos (dinero, vehículo, espacio en tu casa, etc.) o internos (disciplina, habilidades, etc.)
Parte de la aceptación de la que hablamos ayer se refiere a que aceptes los recursos con los que cuentas y por lo tanto, hagas planes realistas.
Esto no significa que te conformes con un bajo desempeño, sino que aceptes el nivel de retos que puedes manejar por ahora. En otras palabras, busca estar justo en el borde de tu zona cómoda, pero no crees planes que sólo un robot podría ejecutar.
Detalles
Como regla general, mientras más cercana está una tarea dentro del plan, más nivel de detalle debe tener.
En otras palabras, si tu plan abarca 6 meses de trabajo, deberías tener metas generales para cada mes. La meta general del mes más próximo, deberías descomponerla en metas semanales. Y la meta semanal de la próxima semana, descomponerla en metas diarias. Y cada día, hacer un listado de actividades específicas para ese día.
No tiene sentido que detalles las tareas día a día durante los 6 meses porque no sabes si tendrás que cambiar tu plan la próxima semana. Mejor invierte ese tiempo en ejecutar tareas ya definidas y no en planificar tareas que quizás nunca tengas que hacer.
Planear planear
Como consecuencia de lo anterior, regularmente debes visitar tus planes para definir el nivel de detalle de la siguiente fase. Y por otro lado, cuando uno de tus supuestos resulta ser falso, debes ajustar tus planes para reflejar la realidad.
Esto puede resultar obvio, pero no basta con que lo sepas. Tus planes deben contemplar fechas y actividades específicas para revisar y actualizar tus planes como sea necesario.
Refuerzos Externos
Finalmente, una excelente forma de mantenerte en línea con con tus metas y apegado a tus planes es utilizando factores externos para reforzarlos.
Por ejemplo, puedes escribir tus metas y pegarlas en un lugar visible en tu escritorio. La revisión frecuente de tus planes (y la actualización de los planes como mencioné arriba) también te ayudan a mantener la vista puesta en los objetivos finales.
Como he mencionado (muchas veces) antes, compartir tus metas con un grupo de personas que te apoyen y compartan metas similares puede reforzar tus propias metas.
¡Y eso es todo por hoy! Mañana comenzaremos a utilizar estos mismos principios para crear planes de ahorro, gastos, pago de deudas, etc.
¿Utilizas estos aspectos en tus planes personales o de negocios? ¿Qué cosas importantes agregarías a la lista para hacer mejores planes? ¡Te espero en los comentarios!
¡Nos vemos mañana!
¿Terminaste? Sigue con la siguiente tarea. ¿No sabes qué es MF20? Puedes leer más aquí.