Cómo Negociar un Aumento de Sueldo

Así que quieres negociar un aumento a tu sueldo pero no sabes cómo entrarle a la situación.

A continuación te presento 9 consejos para aumentar tus posibilidades de conseguir ese aumento que buscas.

Nota que esta es una guía para cuando quieres negociar un aumento de sueldo con tu empleador actual. En los próximos días publicaré una guía específica para cuando quieres negociar un sueldo con un empleador nuevo si te estás cambiando de trabajo.

Sin maś introducción, los 9 consejos:

1. Pide un aumento porque sabes que lo mereces, no porque lo necesitas.

Una negociación de sueldo debe enfocarse en el valor que le das a la empresa. El hecho de que hayas cambiado de automóvil y ahora necesitas más dinero para pagarlo es irrelevante para el intercambio de valor que sucede con tu trabajo. Si te endeudaste de más y ahora necesitas más dinero para pagar tus deudas también es irrelevante para tu empleador. Él no te paga para que puedas pagar tus deudas.

De la misma forma, no permitas que la negociación se vuelva sobre si lo necesitas o no. Para tu empleador es irrelevante para qué quieres tu aumento, lo importante es que si vas solicitar un aumento debe haber un aumento en el valor que tu empleador percibe que estás generando.

2. Recuerda que estás negociando el valor de tu trabajo, no tu valor como persona.

Para muchas personas su salario tiene una gran importancia en su identidad como persona. Esto es sumamente problemático. Es cierto que tu trabajo es una forma de expresión al final de cuentas, y seguramente le pones mucho empeño, pero esto no significa que si no te dan un aumento, valgas menos. Hay muchas razones por las que puede ser que no te ofrezcan un aumento, que no tienen nada que ver con tu valor intrínseco.

3. No compares tu sueldo con el de tus compañeros de trabajos.

Esto es una extensión de las primeras reglas. La peor razón para justificar un aumento es “porque a Fulano le pagan más”. Eso también es irrelevante. Enfócate en el valor de tu trabajo para la empresa. Si llevas la negociación por este rumbo, fácilmente te pueden decir “¡Pues a Mengano le pagamos menos!”.

4. Entra a la negociación con un rango.

Ahora, en consejos más prácticos, lo primero que debes hacer es establecer un porcentaje o monto al que te gustaría que te aumenten. Por ejemplo, 20%.

En base a este porcentaje desarrolla un rango donde el límite inferior es lo menos que estarías dispuesto/a a aceptar, por ejemplo, 15%. Y el límite superior es un aumento que consideres que es posible obtener. Por simplicidad podrías aumentar lo mismo que restaste para el límite inferior, en este caso, como restaste 5% para tu límite inferior, podrías sumar 5% y tu límite superior es 25%.

Este rango es lo que da lugar a la verdadera negociación.

5. Lleva un registro de tus logros y aportes a la empresa.

Recuerda que tu negociación es sobre el valor que aportas. Es posible que la persona con quien negocies necesite un pequeño recordatorio de las mejores cosas que has aportado a la empresa, por eso es importante que lleves algún tipo de registro de proyectos terminados, clientes adquiridos o cualquier otra instancia en la que tú sepas que tu trabajo haya sido importante para la empresa.

También ten presente todas los aportes “extras” que haces a la empresa fuera de la descripción de tu puesto. Tal vez eres a quien todos tus compañeros hacen preguntas técnicas y les ayudas con su trabajo, eso se llama liderazgo. O tal vez has hecho propuestas de mejoras al ambiente laboral que han beneficiado a otros, etc.

6. Deja que sea tu empleador el que haga la primera oferta.

Una vez en la negociación, debes mencionar que quieres discutir tu sueldo, pero evita a toda costa decir cuál quieres que sea tu aumento. Esta es una vieja regla de todo negociador, el primero que revela sus cartas tiene menos poder en la negociación.

Lleva la conversación por el camino de cuál es el valor que tu empleador le da a tu trabajo. Puedes preguntar abiertamente con quien estés negociando: “¿Para usted cuál es el valor que tiene mi trabajo?” Trata de mencionar algunas de las cosas de tu lista del punto anterior y pregunta con honestidad y de forma natural a tu jefe, cuánto valora esos aportes.

Si te presiona para que tu des un número primero y realmente no va a avanzar la negociación si no lo haces, haz esto: di un número ridículamente alto. Di algo que se note que es una broma pero que sea un gran número. Di algo como, 5 millones de dólares. Luego, di de forma casual el límite superior de tu rango, y luego insiste en que sea la otra persona la que te hable de cuánto valora tu trabajo.

Esta técnica se llama “anclar” la negociación. Lo más probable es que tu jefe, al igual que tú, también tenga un rango al que estaría dispuesto a aumentarte. El valor alto que dijiste al principio hace su mente se enfoque más en los valores superiores de su rango.

7. Busca el momento oportuno para negociar.

Por ejemplo, si sabes que la empresa acaba de perder a uno de los clientes más grandes que tiene, probablemente sea un mal momento para negociar un aumento.

Por otro lado, si sabes que la empresa acaba de adquirir un gran cliente, o está comenzando a crecer sustancialmente, probablemente sea un buen momento para negociar un aumento. Si acaba de terminar un negocio o proyecto importante para la empresa, y tu fuiste parte importante de dicho proyecto, es el momento perfecto para negociar un aumento.

Debes ponerte siempre en los pies de la otra persona y tratar de ver el entorno como ella lo ve.

8. Se abierto a la posibilidad de recibir el aumento en beneficios y no en dinero.

Las empresas, como las personas, pueden tener problemas financieros temporales. Puede ser que tu empleador sí quiere darte un aumento pero sinceramente no están en la capacidad financiera para dartelo (todavía). O puede ser que a ti mismo/a te interesarían más otros beneficios en lugar de sólo el aumento monetario.

Por ejemplo, podrías negociar cambios en tu horario de trabajo, beneficios de salud, seguros, etc.

9. Prepárate para abandonar la negociación.

En cualquier negociación a la que entres debes estar dispuesto/a a la posibilidad de que no haya trato. Siempre, siempre, siempre es una opción que debes estar preparado/a a aceptar.

La forma más común de crear esta salida, es tener otra opción de empleo con un salario como el que quieres. Esto, por supuesto, implica que antes de entrar a la negociación de aumento de sueldo buscaste otro empleo y ya tienes una oferta a la vista (mañana hablaremos sobre cómo negociar esa otra oferta).

Algo que quisiera mencionar es que buscar otro empleo no es algo malo. Parece algo evidente, pero muchas personas sienten como si estuvieran traicionando a la empresa por buscar otro empleo. O creen que es una manipulación presionar la negociación con una alternativa. Pero la verdad es que eso no tiene absolutamente nada de malo o inmoral o antiético. En todo caso es lo más lógico y racional. Todas las negociaciones, a todo nivel, se ven beneficiadas al tener alternativas. Incluso tu empleador, cuando te contrató, no fuiste la única persona a la que evaluó. Tenía otras opciones y eso lo hace tener su cuota de poder en la negociación. Es algo natural.

Por supuesto, no es fácil siempre tener una oferta alternativa de empleo para negociar un aumento. En ese caso la salida puede ser que acuerdes con tu empleador que no recibirás el aumento ahora pero que revisitarás el tema en un mes.

Consejos Extras

Para terminar, un par de consejos extras que pueden beneficiarte no sólo en una negociación de aumento de sueldo, sino en cualquier negociación:

1. Aprende a leer a las personas. Esto es una combinación de hacer las preguntas correctas y sabes escuchar. Habla bastante con tu jefe para saber cuáles son los valores que espera que muestres en tu trabajo (idealmente éstos están alineados con tus propios valores) y entonces enfócate en mostrar tu valor de esa forma. Recuerda que todos los humanos tenemos motivaciones emocionales y no siempre somos 100% racionales.

2. Practica. Consigue dos o tres amigos/familiares con quienes puedas practicar tu negociación. Pídeles que hagan las veces de tu jefe y siéntate con ellos a negociar como lo harías con tu jefe. Incluso es bueno, si es posible, que te filmes hablando para afinar los detalles como tu postura, la confianza con la que hablas, etc.

¿Cuál ha sido tu experiencia?

¿Has tenido alguna experiencia positiva negociando un aumento? ¿O lo has intentado y no ha funcionado muy bien? ¿Qué otros consejos tienes para alguien que quiera negociar?

¡Comparte tus experiencias en los comentarios!

¿Por Dónde Empiezo a Mejorar mis Finanzas?

Una de las preguntas frecuentes que recibo de lectores que están empezando el viaje hacia unas finanzas sanas es: “¿por dónde empiezo? Mis finanzas están tan desordenadas que ni siquiera se por dónde empezar!

Esto es natural. Nuestras finanzas están enlazadas fuertemente con el resto de nuestra vida, por lo que los problemas financieros pueden convertirse fácilmente en un un problema abrumador.

En este artículo, vamos a explorar este problema. Veremos cuál es la forma en que la mayoría de personas reacciona ante esta situación, por qué lo hace, por qué no funciona y cuál sería una mejor alternativa para salir del gatuperio.

La Reacción Natural

La mayoría de personas se da cuenta de que tiene problemas financieros cuando:

  • Tiene una sensación de que el dinero “se fuga”. Se va y no deja dicho a dónde
  • Las deudas comienzan a caminar más rápido que sus dueños. Les van pisando los talones.

Cuando esto sucede, se disparan los detectores internos de peligro y entramos en modo de emergencia.

Por lo tanto, la reacción natural es enfocarse con toda la energía posible en gastar menos y pagar las deudas. Enfocarnos en reducir gastos y/o pagar las deudas tiene el potencial de eliminar —al menos temporalmente— las presiones financieras más urgentes.

Desde un punto de vista puramente financiero, la reducción de gastos y el pago de deudas son las opciones inteligentes. Pero debemos recordar que estamos hablando de finanzas personales.

Somos humanos, por lo tanto hay que ver más allá del simple problema matemático.

Enfocarse sólo en estas áreas puede producir resultados en el corto plazo pero es difícil mantener la motivación por mucho tiempo.

Quizás comiences a pagar un poco más a las deudas hasta que te vuelves a sentir fuera de peligro inminente, y no llegas a comprometerte a hacer cambios profundos en tus finanzas. O haces algunos recortes en tus gastos pero en cuanto vuelves a tener oportunidad repites los mismos patrones de conducta.

Así, tus deudas vuelven a acumularse, tus gastos vuelven a crecer sin control y vuelves al punto de inicio. Repites el ciclo. Y nunca tus finanzas parecen estar bien.

¿Por qué escogemos este camino?

Concentrarse en las soluciones que tienen sentido desde un punto de vista financiero no necesariamente es lo mejor. Además del factor matemático de que estás gastando más de lo que ganas, existen factores emocionales y mentales que son la raíz del problema.

La mayoría de personas ya sabe esto, pero sigue enfocándose en las soluciones transitorias porque están condicionadas a pensar que esas son las acciones “inteligentes”. Si le preguntas a cualquier persona ¿qué deberías hacer en una situación así?, lo que sugerirá es que gastes menos o que pagues tus deudas (duh!). Esta influencia puede ser tan grande que puede provocarte sentimientos de culpa si no lo haces.

Además, es una forma de falso logro.

Te esfuerzas por gastar menos y pagar las deudas. El estar en una situación así se vuelve parte de tu identidad. Te identificas con personas en situaciones similares, hablan de sus problemas, se quejan juntos de los factores externos que no pueden controlar, etc.

Y no quiero decir que esté mal comentar la situación con otras personas o buscar soluciones juntos. El problema es cuando simplemente se habla de la situación y nunca se llega a actuar para corregirla.

El Inicio de un Camino Diferente

Si ya sabes que esta forma de actuar no te ha llevado a solucionar los problemas, déjame sugerirte un enfoque ligeramente diferente.

El primer paso, si tienes problemas financieros, es trabajar en algo que te gusta.

No empieces por hacer un plan detallado sobre cómo pagarás tus deudas, ni dediques tu tiempo libre a buscar todos los descuentos que puedas para reducir tus gastos un poco.

Lo que quiero decir es que toda tu energía extra, que normalmente enfocarías en pagar más a tus deudas o reducir tus gastos, la enfoques en asegurarte de que estás trabajando en algo que no sólo te da ingresos sino que te da alguna satisfacción.

¿Significa eso que deberías dejar de pagar tus deudas y correr a renunciar a tu empleo de inmediato?

No necesariamente. Si quieres renunciar a tu empleo (ya sea para trabajar por tu cuenta, o conseguir uno diferente), por supuesto hazlo, hay muchas razones para hacerlo. Pero no todos tienen la misma tolerancia hacia este tipo de riesgo.

Si no eres del tipo de persona que haría algo así, al menos enfócate en incorporar gradualmente alguna actividad satisfactoria y productiva en tu vida. Lo más común es tratar de convertir un pasatiempo en negocio, ofrecer consultorías profesionales sobre tus áreas de experiencia, explotar tu conocimiento a través de un sitio Web, etc.

Comenzar por hacer un trabajo que te cause satisfacción te proveerá de una motivación totalmente diferente a la que te podría proveer el simple hecho de pagar X deuda, pero seguir en la misma rutina de siempre. O reducir en Y categoría de gastos sin que haya un beneficio más allá que el de haber ahorrado en Y categoría de gastos.

Hacer un trabajo que te cause satisfacción te dará también una sensación de equilibrio desde la que es más fácil tomar decisiones en otras áreas. ¿Qué crees que sería más fácil: reducir gastos teniendo el objetivo claro de potenciar tu nueva carrera o reducir gastos para seguir haciendo lo mismo de siempre?

Hacer un cambio de esta naturaleza es difícil. Precisamente por eso, creo que debería ser lo primero en lo que te enfocas.

Muchas personas consideran que un cambio de empleo o carrera está en algún punto del camino hacia una mejora de su vida y sus finanzas; pero lo dejan siempre para después. Después de pagar las deudas, después de ahorrar X cantidad, después de estudiar una maestría, después de comprar un automóvil, etc.

Siendo una de los cambios más difíciles de hacer, es uno de los cambios con mayor potencial de satisfacción y rentabilidad. Por lo que mi propuesta es que, en lugar de posponerlo indefinidamente, enfrentes el problema de frente, lo más pronto posible.

Una vez que estás trabajando en algo que te causa satisfacción real (o al menos, estás tomando acciones concretas para lograrlo), ¿en qué deberías enfocarte?

El segundo paso es ahorrar.

Así es, todavía no te enfocas en una estrategia para pagar tus deudas, o usas tu tiempo en reducir hasta el último centavo tus gastos. Si en el camino pudiste hacer algo extra al respecto, genial, pero no es tu enfoque principal.

Las razones por la que es tan importante comenzar a ahorrar son:

  • Si has acumulado deudas porque has tenido imprevistos o emergencias, lo que menos quieres ahora es que se presente una nueva emergencia y tengas que cavar una agujero aún más grande.
  • Establecer metas de ahorro y lograrlas es una actividad que va mucho más allá de simplemente guardar dinero. Para mucho es un ejercicio de voluntad, estrategia y mucho esfuerzo. Desarrollar el hábito de ahorrar (qué básicamente es el hábito de posponer una gratificación) es fundamental para cualquier otra área de la vida.

Y recuerda no ahorrar para “el futuro”.

En Resumen

  1. Encuentra trabajo que te cause satisfacción y no sólo que te pague. No importa si no es algo a tiempo completo todavía. Lo importante es empezar.
  2. Desarrolla el hábito de ahorrar para metas específicas. Prépárate para que en caso de emergencias no tengas que recurrir —de nuevo— a las deudas.
  3. Incorpora estrategias más complejas para pagar tus deudas, invertir, desarrollar negocios, etc.
  4. Cuando tengas tiempo averigua qué significa la palabra gatuperio. Yo la conocí hasta hoy. 🙂

Preguntas de los Lectores #5 – Negocio en Crecimiento

Siguiendo con las respuestas a los lectores, hoy veremos la pregunta de Juan Pablo. Al igual que con el artículo anterior, me gustaría que al dejaras tus propias ideas!

Vamos con Juan Pablo:

Hermano, me topé con tu blog tratando de poner en perspectiva el ser autoempleado. Tengo 5 años con mi hermano trabajando desde que renunciamos a nuestros empleos y aunque no nos ha ido mal tenemos nuestros malos meses y otros tantos buenos o “decentes”, el punto es, que no hemos crecido ni un poco en 5 años y no me gusta la idea de seguir así, pienso últimamente y MUCHO que para abrir un negocio realmente SERIO debo comenzar con un equipo y una invresión seria, somos sólo mi hermano y yo por consecuencia somos todólogos, y más aún, nuestra rubro es el diseño y déjame decirte qué poco valorado es aquí en México, todos nos regatean y aunque cobramos bien las cotizaciones autorizadas son pocas, continua…

Mi pregunta es, yo quisiera tener una agencia de publicidad seria, pero siento que yo y mi hermano no vamos a nada por ser todo lo que hay en esta microempresa sólo él y yo, pienso trabajar para juntar dinero y poder contratar personal, por lo menos un agente de ventas y dos diseñadores, etc., algo más cimentado.

Empiezo a perder la fé en las microempresas de este tipo, ¿cómo ves? ¿crees que la idea nuestra de crecer es vana cuando sólo somos dos personas encargadas de todo? o ¿cuál es tu opinión al respecto?

Métricas

Primero hablemos un poco sobre la forma en que medirás el éxito.

De la misma forma que las metas de finanzas personales es crucial que tengas metas muy específicas. Hacer que la empresa crezca es evidentemente un ideal para ustedes, pero debes hacer más específico para poder aterrizarlo a estrategias y tácticas.

¿Cómo medirán ese crecimiento? ¿Cuáles son las métricas que les importan más?

Evidentemente los ingresos o ganancias netas serán un indicador, deben ir más atrás en la generación de valor. Simplemente establecer una meta de $X en ingresos no es suficiente porque no especifica qué harán para conseguirla.

Piensa en métricas como % de clientes que piden más de 1 trabajo, o tiempo de entrega de un proyecto, Retorno de Inversión en tiempo y dinero, # de clientes referidos por clientes actuales, etc.

Al enfocarse en dichas métricas los ingresos se ajustarán pero ustedes tendrán un camino más claro. Es difícil encontrar las acciones concretas a tomar cuando la meta es sólo hacer crecer la empresa.

Crecimiento

Pero dando un paso más atrás, leyendo tu mensaje me parece que hay cierta resistencia hacia la idea de crecer, al menos en número de personas.

Por ejemplo, me dices que quieres tener una empresa seria pero al mismo tiempo suena un poco como que te decepciona el hecho de que el modelo de micro-empresa (con sólo ustedes dos) no haya funcionado.

En mi opinión, y creo que estarías de acuerdo, el tamaño de la empresa no tiene mucho que ver con la seriedad y calidad de su trabajo. Hay empresas buenas y malas de todos los tamaños.

Hazte estas preguntas: Para ti y tu hermano, ¿qué hace a una empresa seria? ¿qué aspectos de una empresa pequeña son los que quisieras que tu empresa siempre tenga, aparte del tamaño? ¿qué crees que podrían perder de su cultura de trabajo actual si comienzan a crecer?

Creo que pueden haber algunos “bloqueos” subconscientes hacia el crecimiento porque crees que perderán más de lo que ganan.

Esto puede verse reforzado por nuestras experiencias en empleos en grandes empresas. O simplemente por lo que sabemos de las empresas “grandes”.

Por ejemplo, sabemos que las empresas “grandes” tienden a ser más complejas, burocráticas, “impersonales” (en el sentido de que ven a los clientes más como números que como personas), etc. Estas características no son lo que muchos buscamos cuando iniciamos un negocio pequeño. Sin embargo, no creo que sea obligatorio que las empresas se vuelvan así cuando crecen.

Otra situación que podría crear esta resistencia es que perderás algo de control al tener que delegar algunas tareas. O quizás no sea el control, sino el contacto con los clientes, o que simplemente no crees que encontrarás a las personas adecuadas. Aceptar que delegar es necesario (y aprender a hacerlo efectivamente) puede ser un gran reto; pero creo que pueden aprovechar que ya están estableciéndose (que 5 años ya es un buen tiempo!) para experimentar.

Definitivamente al crecer, vendrá más trabajo y hay un límite práctico en la cantidad de trabajo que pueden hacer ustedes solos. La clave está en el sistema que construyes, lo que incluye a las personas que contrates y otras emrpesas con las que te asocies. Este sistema debe seguir funcionando como una pequeña empresa (solo que grande). No tienen por qué perder su cultura laboral y volverse una empresa aburrida. En palabras del mítico Seth Godin, Pequeño es el nuevo Grande 😉

Preguntas de los Lectores #4 – ¿Estás en la Cerca?

Hoy daré respuesta a un mensaje que me envió José Ramón por correo. Decidí separarlo en partes para tocar diferentes temas, al final, me gustaría que dejaras tu opinión y tus propios consejos. ¡Entre todos nos ayudamos mejor!

Parece ser que, básicamente, existen dos grupos de personas: las que se dejan llevar (Maktub, ya está todo escrito) y las que se pelean todos los días con su destino para mejorarlo. Creo pertenecer al segundo grupo; pero en la práctica sigo trabajando en el mismo sitio 11 horas durante los últimos 15 años.

Estoy de acuerdo con esta separación de personas. Hay quienes se quejan y quienes hacen algo al respecto. El hecho de que estés leyendo esto, me parece que te pone en el terreno de quienes hacen algo al respecto. O cuando menos, estás en la cerca que divide los terrenos. ¡Vamos salta!

Como nota lateral quisiera agregar que también se puede dividir a las personas en estos dos grupos: las que terminan lo que empiezan…

Es mucho trabajo pero es buen sueldo, y no consigo justificar el dejarlo (me gusta el trabajo pero no el ritmo impuesto) a cambio de poner en práctica “ideas” que no me terminan de convencer…

Cuando he puesto en marcha algún negocio alternativo en el tiempo que me quedaba libre, misteriosamente mi trabajo de toda la vida me exigía un esfuerzo que impedía el desarrollo de dicho negocio de manera que eliminaba el tiempo necesario para desarrollarlo, y vuelta a empezar.

Me parece que tu afirmación de pertenecer al segundo grupo de personas te pone en la cerca, y el salto final será cuando aceptes que no es que no te alcance el “tiempo que me quedaba libre”, es “el tiempo que he decidido dedicarle a mi idea”.

No es que misteriosamente tu trabajo de pronto exige más. El misterio se acaba cuando te das cuenta de que son tus decisiones las que provocan el resultado. Eres tú —nadie te obliga en realidad— a dedicarle más tiempo a tu empleo.

No es que tu trabajo elimina el tiempo necesario para tu negocio, eres tú, y sólo tú, quien está tomando esa decisión.

Entiendo que hay consecuencias que prefieres no aceptar (como el impacto en tu vida de dejar el empleo así sin más), pero el simple hecho de cambiar tu perspectiva de lugar te abre muchas posibilidades.

Cambiar de aceptar que “las consecuencias no te lo permiten” a pensar en “qué puedo hacer para crear las circunstancias adecuadas para lanzar mi negocio”.

Ahora, no quisiera que me interpretes mal. No se trata de hacerte sentir mal porque eres tú. ¡Todo lo contrario! La idea es que aceptes que tienes todo el poder que se necesita para tomar una decisión: cambiar de empleo, reducir tus horas de trabajo, renunciar por completo al empleo, negociar más horas libres, aprender nuevas formas de llevar a cabo tu negocio con tecnología que te permita automatizar, etc. Las opciones son innumerables.

Aunque creo que comprendo las ideas que transmites en tu blog, no consigo dar con la “tecla” adecuada (ni siquiera con el “conjunto de teclas”) para salir de la llamada Carrera de Ratas (ese término sí que está muy bien definido) .

Creo que esto, es justamente lo que te hará completamente pasar al segundo grupo de personas de las que hablamos: La clave para acabar con tu búsqueda por la “tecla” es que dejes de buscarla!

Entiendo a lo que te refieres, pero lo que buscas, un tipo de epifanía quizás, no la encontrarás en ningún blog, ni en ningún libro, ni nada por el estilo. Acá podrías encontrar técnicas, tácticas, estrategias, consejos, etc. Pero el verdadero cambio, siempre viene desde adentro.

Esto suele ser difícil de aceptar en el fondo. Aunque intelectualmente comprendamos la diferencia entre un cambio pasajero motivado por algo externo y un cambio de carácter que viene “desde adentro”, es dificil actuar en consecuencia cuando se tiene el hábito de buscar cambios superficiales.

Uno de los obstáculos mas notables es la cantidad de promesas publicitarias de cambios rápidos, de “el secreto” que te hará mejorar X o Y situación de tu vida.

La alternativa es desarrollar cambios de perspectiva y hábitos, lo cual toma tiempo. Y no por eso vale menos el esfuerzo!

(“¡¿pero cómo?!” es la pregunta obligatoria aquí. Al final del artículo hay una recomendación 😉 )

Tengo mis finanzas bastante saneadas, pero evidentemente me gustaría mejorar, que el dinero simplemente dejase de ser un problema. No sé, tengo siempre la sensación de tener la solución “en la punta de la lengua”, pero nunca llega.

Primero: cambia tu meta.

¿Por qué? Primero porque es una meta muy abstracta. En cuanto a las finanzas tus metas deben ser en términos específicos. Montos y tiempos claros. No ahorres para “el futuro”. Aparte, pensar en que tu meta es que las finanzas no sean un problema, hace que te enfoques precisamente en el problema, y no en la solución.

¿Para ti, qué significa que deje de ser un problema? ¿Tienes esas metas por escrito en algún lugar? ¿Las consultas con frecuencia? ¿Tienes un plan específico para lograrlas? Esas son tus metas. El efecto será que las finanzas no sean un problema, pero te enfocas en la solución..

¡Imagino que aquí es donde has intentado ya iniciar tus propios negocios, lo cual es una excelente forma de hacerlo! Lo que me lleva a la siguiente parte del mensaje:

No termino de entender qué se necesita para que algo te produzca pasión, yo creo que carezco de ese sentimiento.. ¿podrías ayudarme?

¡Definitivamente no estás sólo!

Esto de “encontrar tu pasión” o “apasionarte por lo que haces” es uno de esos consejos que se ha desvirtuado tanto por el sobreuso, al punto de que no significan nada útil.

No creo que se trate de algo que está descompuesto dentro de ti y que por eso no te apasiona nada. Creo que lo más probable es que nuestra visión de cómo se ve y se siente estar “apasionado” por algo, está contaminado por las imágenes de Hollywood de cuando alguien se “apasiona” por algo y mágicamente todo se soluciona.

¿Alguna vez has querido que la vida tenga soundtrack solo para sentirte igual de motivado que lo que ves en las películas? Pues a eso me refiero. (Si mi vida tuviera soundtrack quisiera que la hubiera compuesto Michael Kamen.)

Pero regresando al punto: mencionaste al principio que tu trabajo te gusta en parte, aunque no del todo. Dejando de lado el hecho de que te pagan, ¿qué es lo que te gusta de ese trabajo?

Ahora, no pienses en las actividades específicas sino: ¿a quién le ayuda tu trabajo? ¿cómo sabes que hiciste un buen trabajo? ¿quién se beneficia? ¿ayudas a alguien a vender más? ¿a bajar de peso? ¿a tomar mejores decisiones? ¿mejoras procesos? ¿creas nuevos procesos? ¿diseñas soluciones?

Para “encontrar tu pasión” es más efectivo pensar en: ¿qué resultados me gusta ver? que pensar en ¿qué cosas me gusta hacer? Son los resultados los que te apasionarán, al punto de que las tareas que tengas que hacer para lograrlos se justifican.

No creo que un médico que siente pasión por su trabajo diría: “realmente me apasiona poder pinchar gente con jeringas!”, lo más probable es que lo que le apasione es el resultado, el beneficio para la otra persona, y seguramente la paga le sirve como motivación para seguir haciéndolo.

Como programador, me apasiona entender y resolver problemas. Si pudiera evitarme la parte de teclear y teclear y teclear código lo haría. De hecho, ese es un problema en sí que entiendo y me gustaría resolver, pero seria mejor si pudiera dictar el código o sub-contratar la programación y dedicarme exclusivamente al diseño.

Al escribir en este blog, me apasiona ver cuando alguien descubre una nueva verdad sobre sí mismo, cuando aprende una nueva técnica, cuando dice “ah! ya entiendo!”. Pero por más que me apasiona ese resultado, es ineficiente y tedioso ir de persona en persona (al menos para mi), entonces prefiero escribir un artículo que ayude a miles de personas a la vez.

Creo que ese es el enfoque que te servirá para encontrar tu pasión. No se trata necesariamente de lo que haces, sino por qué lo haces. Al encontrar este tema (la razón) más fundamental, encontrarás que hay diferentes formas de enfocarlo en términos de profesión, empleo o tipo de negocio en particular.

Finalmente, recuerda que, a pesar de ser muy muy importante, encontrar tu pasión no es suficiente.

Cómo Crear Hábitos

Para terminar, quisiera mencionar algo importante: antes dije que debemos cambiar la idea de hacer cambios rápidos de personalidad (basados en técnicas y arreglos superficiales) y comenzar con cambios de carácter y de hábitos (de adentro hacia afuera).

Hace poco escribí un artículo sobre una técnica que, precisamente, toma nuestras motivaciones más fundamentales para provocar este tipo de cambios: Apalancamiento Financiero (parte I).

¿Qué le dirías a un amigo?

Ahora, a tí que estás leyendo este artículo quisiera pedirte un favor: ¿Qué recomendación le darías tú a José Ramón? ¿Has tenido alguna experiencia similar? ¿Qué harías en su lugar? ¿Que le dirías a un amigo que te pide un consejo?

¡Tu turno!

La Diferencia entre Estabilidad Laboral y Seguridad Financiera

La razón #1 por la que deberías renunciar a tu empleo (al menos según este artículo) es que tener un empleo es más arriesgado que trabajar por tu cuenta.

Esto suena contra-intuitivo para la mayoría de personas. Lo más común es equiparar la estabilidad laboral con seguridad financiera. Pero de hecho, al analizar detenidamente la situación y evaluar el riesgo de perder tus ingresos, se puede concluir lo opuesto: Depender de un empleo es mucho más arriesgado que trabajar por tu cuenta o tener un negocio propio.

Estabilidad vs. Riesgo

Tanto si tienes un empleo como si tienes un negocio propio o eres freelancer puedes perder tus ingresos. La diferencia está en cuántas cosas tienen que suceder para que pierdas tus ingresos y cuántas de esas cosas están bajo tu control.

La idea es que si tienes un empleo tienes ingresos más estables pero con un alto riesgo porque no tienes control.

Si tienes un negocio propio o eres freelancer tienes ingresos más inestables pero con bajo riestgo porque tienes más control.

Analicemos la situación con un ejemplo.

El caso de Ana y Brenda.

Ana es empleada. Tiene 4 años de trabajar en el mismo lugar en una empresa mediana, si hiciéramos una gráfica de sus ingresos se vería así:

Ingresos Ana

Brenda tiene 4 años de ser freelancer en la misma industria que Ana, y tiene una base de clientes (empeñas pequeñas y medianas, como la empresa donde trabaja Ana). Si hicieramos una gráfica de sus ingresos se vería así:

Ingresos Brenda

Evidentemente los ingresos de Ana son más estables que los de Brenda. Los ingresos de Brenda tienden a “fluctuar” más porque no todos los clientes piden trabajos todo el tiempo, algunos clientes solo piden trabajo una vez y no vuelven, otros se tardan mucho en pagar, etc.

Por el contrario, el salario de Ana es depositado puntualmente en su cuenta bancaria al final de cada mes.

Sin embargo, mi afirmación es que la situación de Ana es más riesgosa que la de Brenda. ¿Por qué?

Supongamos que luego de los 4 años llega una recesión económica global. No se de donde saco esas ideas alocadas, pero supongamos que puede pasar…

La empresa de Ana decide que debe reducir sus gastos operativos y debe “dejar ir” a algunos de sus empleados. A Ana le llega un aviso de Recursos Humanos diciéndole que el próximo mes dejará de ser empleada de la empresa.

¿Cómo se vería su gráfica de ingresos después del despido?

Recesión y Ana

¡Por supuesto, la recesión económica también afecta a Brenda! Los clientes ya no quieren pagar tanto, algunos ya ni siquiera quieren pagar por sus servicios, ella también siente los efectos.

En el peor de los casos, sus ingresos se irán a cero. Pero lo más probable es que no todos los clientes dejer de comprar al mismo tiempo. Al tener una base amplia de clientes, Brenda ha efectivamente diversificado sus fuentes de ingresos. No depende de una sola fuente de ingresos. Su gráfica podría verse algo así:

Recesión y Brenda

Aquí es donde se aclara por qué digo que la situación de Ana es más estable pero más riesgosa que la de Brenda:

Mientras más tiempo tengas para responder y más elementos tengas bajo tu control, mayor será tu capacidad para mitigar el riesgo o corregir las consecuencias.

¿Cúanto tiempo tiene Ana para responder ante el cambio en sus ingresos? En esta situación, ¿qué influencias tiene sobre la empresa y su trabajo? ¿Cuántas cosas tiene Brenda bajo su control? ¿Qué influencia tiene sobre su propia empresa y su trabajo?

Comparación Ana y Brenda

Ana, aunque en algunos puestos puede tener algún tipo de impacto sobre las decisiones de la empresa, si ya decidieron despedirla no hay mucho que pueda hacer. Por el contrario, Brenda, está al mando de su propia operación. Definitivamente no tiene todo bajo su control. Hay condiciones de mercado, competencia, etc., que no puede controlar pero tiene más control que Ana.

¿De qué sirve saber esto?

Para tomar decisiones, claro.

El punto es este: Tener un empleo es más riesgoso que trabajar por tu cuenta (por el tema del control). Pero los ingresos que se obtienen por un empleo son más estables y esa estabilidad las personas la confunden con seguridad, que no es lo mismo.

Estoy seguro de que no todos quieren tener un negocio propio o trabajar por cuenta propia. Si eres feliz con tu empleo y valoras más la estabilidad sobre la seguridad, por ni no hay ningún problema. Y tampoco será un problema para ti porque tomaste una decisión consciente.

Pero si estás “en la cerca” y no sabes si quieres seguir en un empleo o no, si no estás tan seguro/a de que ser empleado/a es lo tuyo, la idea de este artículo es darte ese empujón que hace falta.

“Pero el 90% de los negocios fracasan!”

Si, en eso estamos de acuerdo!

Y antes de que lo olvide, el hecho de que no ser empleado te de más control y menos riesgo, no quiere decir que sea más fácil. Pero eso ya lo sabes 😉

Finanzas para Estudiantes Universitarios II: 7 Consejos

Ayer hablamos del consejo más importante que puedo ofrecerle a quienes no están comprometidos con su carrera al 100% – dejarla.

Hoy, para quienes están dispuestos a dar lo que se necesita y tienen la meta absolutamente clara de tener un título universitario, aquí están los mejores 7 consejos financieros que puedo ofrecer.

¡Espero que sean útiles!

1. Escoge tu Grupo

Para hacer que la inversión —de tiempo y dinero— en tu educación valga la pena, debes escoger a los socios adecuados.

De la misma forma en que escogerías a los socios para un negocio, escoge con quiénes te asocias en la universidad.

Desde trabajos en grupo hasta con quienes comes durante el descanso, las relaciones personales tienen un impacto extremo en tu desempeño.

Hazle a tus compañeros la pregunta de la que hablé ayer para asegurarte de que están alineados con tus metas y forma excelentes relaciones con ellos.

Y no me refiero a que solamente sean tus compañeros de clase. Haz buenos amigos, vayan a eventos juntos, aprendan juntos.

Superficialmente puede parecer que esto no se relaciona mucho con finanzas pero pronto descubrirás que sí lo hace. Y obtendrás mejores frutos si te aseguras de escoger de acuerdo a tus metas.

2. Usa Efectivo

Si eres como la mayoría de nosotros, en tu hogar, de niños y adolescentes nunca nos involucraron mucho en las finanzas familiares.

Cuando mucho te daban una mesada y te mandaban a comprar cosas a la tienda de la esquina. Y siempre olvidabas la cuenta. ¿Qué? ¿A ti no te pasaba eso? Bueno… a mi tampoco.

Al entrar a la universidad y comenzar a tener libertad sobre más decisiones que nunca antes, es fácil llevar malos hábitos (o falta de hábitos) a tus finanzas.

Por eso, mi recomendación es que no aceptes tarjetas de crédito ni de débito para estudiantes hasta tener al menos uno o dos años de práctica controlando tu efectivo de buena forma.

Cuando te pasas a la moneda digital es muy fácil perder de vista el verdadero límite de tu dinero (ya sea que tus papás de lo den o que tengas un empleo).

Simplemente se trata de aprender a caminar antes de aprender a correr.

3. Aprende el Juego

Mientras más temprano lo aprendas, mejor.

Me refiero al juego del dinero. A que la mejor forma de obtener más ingresos (siempre te caerá bien un poco de ingresos extras) es proveer valor para alguien.

Piensa en tus compañeros de clases. Tu, mejor que nadie sabes qué necesidades tienen, porque son muy similares a las tuyas.

¿Puedes vender algo en los tiempos de receso? ¿Puedes ofrecer tutorías para alguna clase? ¿Vender tus libros usados? ¿Hacer manualidades para el día del cariño o para cumpleaños? ¿Por qué cosas estarías dispuesto/a a pagar tú? ¿Puedes llenar esas necesidades?

Parafraseando a Guy Kawasaki: Es tu dinero el que está en sus billeteras. Encuentra una forma de sacar tu dinero de sus billeteras y meterlo en tu billetera.

4. Sácale el Jugo a Tu Inversión

Al ir al a universidad estás invirtiendo tiempo y dinero. El retorno de esta inversión no es fijo. Es variable y depende exclusivamente de tu esfuerzo por sacarle hasta la última gota.

Aprovecha si hay wi-fi gratis o salas de computación con internet gratis. Aprovecha toda la tecnología que puedas para no gastar en fotocopias, impresiones, llamadas por teléfono, etc.

Exprime la mente de tus catedráticos. No dejes de preguntar hasta que no tengas ni una sola duda más. La mayoría de catedráticos proporciona su correo electrónico o alguna otra forma de contactarlo directamente. Inúndalo con preguntas inteligentes, no sólo del tema de la clase.

Atiende a conferencias u otros eventos gratuitos siempre que puedas. En ocasiones serán aburridos y sin mucha aplicación para tu vida pero serán siempre una oportunidad de conocer personas nuevas y entablar relaciones fructíferas.

Si compras libros u otro material, asegúrate de usarlo completo y aún así dejarlo en buen estado para luego venderlo. ¡O no lo compres para empezar y usa la biblioteca!

5. Aprovecha las Actividades Extra

Como continuación de lo anterior, aprovecha las oportunidades que tienes para salir de la rutina y despejar tu mente.

Practica deportes, asiste a eventos culturales (esto incluye fiestas, claro), participa en excursiones o simplemente tírate en la grama y toca una guitarra.

El descanso es tan importante como el esfuerzo.

6. Consigue un trabajo

Principalmente por la experiencia y no por el dinero. Así que puede ser un trabajo voluntario, una pasantía o un empleo temporal.

Por ahora, a menos que sea totalmente necesario, enfócate en aprender. Pero lo que aprendes dentro del aula es sólo lo esencial que necesitarás en la vida real, así que compleméntalo con algo de acción.

Mientras más experiencia logres obtener mientras seas estudiante, estarás en mejor posición cuando te hayas graduado.

Habla con tus catedráticos sobre tu interés en poner en práctica tus conocimientos cuanto antes. Muchos de ellos, especialmente si reconocen tu esfuerzo, te pueden ayudar. Y se que esto funciona porque en mi caso, en todos los empleos que tuve quien me contrató fue un catedrático de la universidad.

7. Sigue Aprendiendo

Como habrás notado, no te he dicho que hagas un presupuesto personal o que ahorres siempre el 10% de tu dinero; lo cual es casi un sacrilegio en el mundo de las finanzas personales

Esto es así porque aunque te diga que lo hagas, seguramente no lo harás. De hecho, es posible que pedirte que hagas un presupuesto personal sea más bien una forma de alejarte de las finanzas personales.

Y es comprensible.

Es comprensible porque, luego de analizarlo detenidamente, creo que el contexto de la vida universitaria no justifica tener un presupuesto personal como el que tendrías si ya tuvieras un empleo o una familia.

Y no tiene mucho sentido pedirte que ahorres dinero si recibes lo justo para tus gastos estudiantiles. La historia cambia, claro, si consigues un empleo.

Pero si tomas mi consejo de utilizar sólo efectivo irás desarrollando naturalmente alguna forma de controlar tus gastos. Comienza con lo más básico que puedas pensar (ingresos – gastos = lo que sobra) y avanza desde ahí.

Si ya haces lo básico o ya tienes un empleo y necesitas comenzar con algo más avanzado, entonces ve abajo y visita los artículos recomendados y adáptalos a tus necesidades.

8. Extra: Atesora tus Trabajos Estudiantiles

Leonel Morales (que, como dato curioso fue director de la carrera que estudié en la universidad!) agregó en los comentarios esta excelente idea:

“Durante su vida estudiantil una persona hace cientos o miles de documentos, investigaciones, composiciones, dibujos, esquemas, hojas electrónicas, presentaciones, programas, páginas web y hasta videos. No hay razón para que todo ese trabajo se pierda y se olvide en algún disco por ahí.

Esos documentos se pueden ir organizando en un sitio web, en un blog, en Slide Share o algún otro servicio similar y por lo menos generan tráfico.
Por eso es importante hacerlos bien.”

Este material también puede ser como referencia en el futuro (en lugar de retomar un libro completo, por ejemplo) o incluso puede ser la base para un curso de refuerzo u otro tipo de “info-producto” para aportar valor a otros estudiantes!

Tu Tarea

No protestes, ya deberías estar acostumbrado/a.

Además está fácil y se vale copiar. 😉

Dependiendo de tus necesidades específicas, te recomiendo los siguientes artículos sobre temas más avanzados de finanzas personales para que los adaptes a tus necesidades:

¿Tienes alguna otra pregunta o duda? ¿Hay algo de tu situación en particular que no mencioné y necesitas ayuda? ¿Tienes algún consejo adicional para los estudiantes universitarios? ¡Deja un comentario! Si no quieres dejar tu nombre real escribe tus iniciales o escribe “Cheque en Blanco”.

Finanzas para Estudiantes Universitarios I: Dejar la Universidad

Hace unas semanas Stefany Loren, lectora superestrella, me sugirió que escribiera algunos consejos financieros para estudiantes universitarios que reciben dinero de sus padres.

Mi primera respuesta fue que de hecho no veía muchas diferencias en cuanto a la metodología de control financiero y que sólo era un contexto diferente.

Luego me di cuenta de que muchos estudiantes universitarios no leerían un artículo que hable sobre “metodología de control financiero” a menos que fuera una tarea. Así que decidí cambiar mi enfoque.

Comencé a escribir algunas ideas que tuvieran impacto real en estudiantes universitarios, pero no pude evitar un tema mucho más profundo y con un significado personal: la decisión de abandonar la universidad.

La idea de abandonar los estudios universitarios más algunos consejos para quienes prefieren no abandonarlos dio como resultado un artículo enorme que mezclaba muchas ideas. Decidí que lo mejor sería separarlo en dos partes.

Esta primera parte aborda la pregunta ¿deberías abandonar la Universidad? y la segunda parte, que se publicará mañana (no te la pierdas: suscríbete) serán consejos financieros para quienes deciden que la universidad es lo suyo.

Abandona la Universidad

Si tu corazón y tu mente no están 100% comprometidos con la meta de graduarte de la Universidad, lo mejor que puedes hacer por tus finanzas —y tu vida en general— es dejarla. Deja de desperdiciar tu tiempo y dinero (especialmente en universidades privadas) si eso no es lo que quieres de la vida.

Esto es precisamente lo que yo hice y quisiera que alguien me lo hubiera dicho años antes. Terminar algo sólo porque ya lo comenzaste está entre las peores reglas para la vida.

¿Cómo saber si realmente quieres estar ahí o no? Por mucho tiempo yo me hice la misma pregunta. Parte de mí insistía en que sería buena idea terminar la carrera. Y otra parte de mi insistía en que no tenía sentido continuar. La primera parte se veía reforzada por la mayoría de mis familiares y amigos. La otra parte era más bien una voz interna. Me sentía literalmente partido en dos.

Esto tuvo el efecto, entre otros, de que mi carrera de cinco años ya iba por siete y aún me faltaban un par de años para terminar. Me asignaba cursos y luego no entraba a clases, no entregaba las tareas y no ponía mucho interés tampoco. Pasaba más tiempo jugando Counter-Strike que aprendiendo el contenido de las clases.

Finalmente encontré una pregunta que creo puede ayudarte si estás en la misma situación:

Cuando imaginas el día de tu graduación, ¿qué crees que sentirás? ¿satisfacción por un logro alcanzado o liberación?

Esa simple distinción me hizo ver el verdadero motivo por el que seguía en la Universidad: para poder dejar de ir a la Universidad. Tonto en verdad.

Tonto porque había una forma más efectiva de dejar de ir a la Universidad, menos costosa, más rápida y sin tanto drama: dejar de ir a la Universidad.

Si la única razón por la que estás en la Universidad es porque crees que no tienes otra opción, y que tienes que terminar lo que empezaste, estás desperdiciando tu vida. Se escucha algo pesado, pero creo que es la verdad. Nunca vas a tener la misma edad que tienes ahora, nunca vas a recuperar el tiempo perdido y sí tienes otras opciones. Pueden ser más difíciles, menos transitadas, menos aceptadas por la sociedad, pero pueden ser justo lo que necesitas para comenzar a adorar la vida otra vez.

Incluso puede ser simplemente cambiarte de carrera.

No Abandones la Universidad

¿Nada de lo anterior te suena? ¿Cuando piensas en tu graduación piensas también en un logro alcanzado y te enorgullece? ¿Tienes una razón clara por la que quieres terminar? Bien.

Entonces no la abandones. No hay una sola respuesta correcta.

Creo que la clave aquí está en que tanto tu mente como tu corazón tienen que estar 100% comprometidos con la meta de obtener un título universitario.

Y no me refiero a que no pienses más que en estudiar, estudiar, estudiar. Es necesario balancear el estudio con la distracción de la misma forma que el ejercicio físico con el descanso para mantener tu motivación.

Aprender vs. Ir a la Universidad

En este punto quiero aclarar algo: Definitivamente ir a la universidad no es sinónimo de aprender. Aprender es sólo un probable efecto colateral. Muy útil, claro, pero definitivamente no es obligatorio.

Yo conozco, y estoy seguro de que tú también, graduados universitarios que parecen no saber ni jota de su carrera.

A mi me gusta (mucho) aprender. Pero no quería continuar aprendiendo las cosas, ni de la forma, en que estaba aprendiendo en la universidad.

En lugar de tener mi mente y mi corazón 100% comprometidos con mi carrera universitaria, estaban enfocados en otras muchas cosas que quiero hacer con mi vida, para las cuales estudiar y graduarme de la universidad no son un requisito absoluto.

Consecuencias

Por supuesto, cualquiera que sea el camino que decidas tomar, tendrá consecuencias. En mi caso hubo personas decepcionadas, muchos reproches, muchas personas aconsejándome que terminara lo que había comenzado, que eso era lo que esperaban de mi, etc.

Por un largo tiempo permití que el miedo a estas consecuencias guiara mis decisiones permaneciendo en un callejón sin salida donde ni me sentía satisfecho ni estaba avanzando en la carrera.

Pero la realidad es que el mundo no se detuvo porque dejé la universidad.

Si tomas la decisión de salirte del sistema educativo tradicional debes hacerlo con la convicción de que lo haces por las razones correctas para ti. Salirte sólo por que lo leíste aquí es igual de ilógico que no salirte sólo porque eso es lo que se supone que debes hacer.

Una vez que tomes una decisión firme y basada en tus metas (cualquier decisión, no sólo las relacionadas con la universidad), enfrentarás resistencia de tus familiares y amigos.

Déjalos.

Déjalos tener su propia respuesta a tus decisiones y deja que se tomen todo el tiempo que quieran para ponerse al día con la nueva persona que eres. Ellos tienen todo el derecho a su propia reacción y no hay mucho que puedas hacer, de la misma forma en que no habrá mucho que puedan hacer respecto a tu decisión.

Tu Tarea

Creo que debería dejar de llamar a esta sección de esa forma. 😉

De cualquier forma, esto es lo que te propongo para hacer hoy:

  • Si eres estudiante universitario, analiza tu diálogo interno cuando te imaginas el momento de tu graduación. Si hoy fuera tu graduación y alguien te pregunta “¿qué se siente?”, ¿cuál sería tu respuesta? Te recomiendo que hagas la misma pregunta a tus compañeros para saber qué tipo de motivación es la que ellos tienen y si es compatible con tu propia motivación.
  • Cualquiera que sea tu respuesta, no te tomes la decisión a la ligera. Pero tampoco la pospongas eternamente. Esta es tu vida y tú eres la única persona responsable de ella.
  • Y finalmente, me gustaría que estas ideas llegaran a muchas más personas que por ahora van por la vida asumiendo que sólo hay una forma de vivirla. A mi me hubiera gustado que alguien me despertara unos cuantos años más temprano. Si conoces a alguien a quien pueda ayudarle, comparte este artículo en tu red social favorita o por correo electónico. Ya sea para darle el empujón que necesita o para reafirmar su compromiso de graduarse, seguro te lo agradecerán.

Y ya que sacamos del camino este tema, mañana, en la segunda parte me enfocaré en 7 consejos para quienes están en la Universidad y tienen 100% de su corazón y su mente comprometida en terminar.

¡No te la pierdas!

Preguntas de los Lectores #3 – Renunciar para Iniciar un Negocio

Hace unos días recibí el siguiente comentario por parte de César Estrada. Él es un diseñador industrial que tiene cierta frustración con su empleo.

Tengo 24 años, llevo año y medio en mi actual, no me pagan bien, ya que mi trabajo es importante para la empresa, me dan aumentos mínimos de sueldo, pero por “debajo del agua” manejo proyectos de millones de pesos y yo sigo recibiendo mis 1500 pesos semanales. Estoy harto de la situación, ya que no hay para donde crecer aquí, ya que los puestos grandes son para familiares de los dueños.

Vengo maquilando mi salida desde hace 5 meses, tengo un plan de negocios para hacer lo que me apasiona y tengo plan B y plan C por si no funciona.

Creo que a mi edad es ahora cuando tengo que arriesgarme, pero desgraciadamente no tengo capital.

Soy Diseñador Industrial, y quiero independizarme, poner mi taller/despacho, de diseño en general.

Me parece genial que alguien tome acciones sobre una situación que no le gusta.

Por lo general, si enfocas demasiada atención a lo que no te gusta de una situación, te encontrarás reforzándola en lugar de tomar las acciones necesarias para cambiarlas. Esto puede parecer ilógico pero es usual que suceda. ¿Por qué? Porque mientras más te enfocas en lo que NO quieres, más emociones negativas asocias a dichas situación. Y mientras más emociones negativas asocies, más difícil será poder concentrarte en ella y verla objetivamente para analizar tus opciones y actuar.

Sin embargo, el hecho de que César haya estado planificando su futuro por cinco meses es un buen indicador de que el cambio es una decisión consciente y no un deseo impulsivo.

Capital Inicial

Hay únicamente dos formas de financiar tu negocio: (1) con tu dinero y (2) con el dinero de alguien más.

La primera opción, requiere que comiences un fondo de ahorro especial para tu negocio. Debes establecer un monto específico al que quieres llegar para luego comenzar a invertir el dinero en el negocio en sí.

En la segunda opción, utilizarás algún tipo de crédito para financiarte. Puede ser tu crédito personal (tarjetas de crédito, préstamos, hipotecas, etc.) o puede ser que tengas un socio capitalista que aporte el dinero necesario a cambio de una participación de la empresa o una posibilidad de “salida”, como vender sus acciones a alguien más para recuperar su dinero.

El plan de negocios, es la forma ideal de conocer cuánto capital inicial necesitas y cuánto puedes esperar obtener de ganancias en cierto período de tiempo.

Sin embargo, antes de lanzarte a conseguir financiamiento o utilizar tus ahorros en tu negocio, es importante que te preguntes…

¿Realmente Necesitas Capital Inicial?

Muchas personas ven el paso de empleados a empresarios, como el paso de una empresa a una segunda empresa, en donde la segunda empresa, les pertenece. Esto se ve reforzado por la experiencia laboral. Al trabajar durante algún tiempo dentro del ambiente corporativo comienzas a pensar que esa es la única (o la mejor) forma de hacer negocios. Por lo tanto, al lanzarse a hacer tus propios negocios buscas emular el mismo sistema en tu propia empresa.

Esto me pasó a mi cuando inicié mi primer negocio. Como he mencionado antes, teníamos TODO lo que una empresa podía necesitar, a excepción de clientes. Como empleado, estaba acostumbrado a enfocarme en la creación de sistemas para la empresa y di por sentado que existían los clientes. Un lujo que podía darme como empleado pero no como dueño de un negocio.

Aparte, existe una motivación extra para querer comenzar tu negocio como una empresa formal, establecida y con las estructuras que conoces como empleado: te da acceso a las grandes ligas.

Es una creencia común que si dices que “somos La Empresa Establecida, S.A.” tendrás mayor credibilidad que si dices “soy Fulanito de Tal”. Sin embargo, en muchos campos (y creo que aplica al Diseño Industrial que es el caso de César) hablan más las referencias y tu portafolio que el nombre o tamaño de tu organización.

Debes recordar que la forma de generar ingresos es proveer valor a la sociedad. El hecho de tener un taller o despacho no le genera valor a nadie. Es el hecho de vender tus DISEÑOS a otras personas lo que te proporcionará ingresos. Esto puede parecer demasiado obvio pero en realidad, el hacer la diferenciación, te da nuevos puntos de referencia. Por ejemplo:

  • Para iniciar un taller necesitarás una oficina, mobiliario, línea telefónica, Internet, equipo de oficina, etc.
  • Para iniciar a ofrecer tus diseños a tus clientes necesitas establecer contactos en la industria y dar a conocer tu trabajo, conseguir referencias a posibles clientes.

Para lo primero necesitas, como tu bien has dicho, capital. Para lo segundo necesitas darte a conocer —incluso a través de tu empleo— para lo cual no necesariamente necesitas capital, y de hecho, probablemente ya lo estés haciendo.

Así que el siguiente paso es que comiences a proveer valor con los recursos que ya tienes. Aprende a exprimir el jugo a lo que ya tienes para que cuando obtengas capital sea para potenciar tu negocio al siguiente nivel y no sólo para iniciarlo.

Hay muchas formas como podrías comenzar, hoy mismo, a proveer valor y aprovechar tus recursos en tu próximo negocio, incluso fuera de tu empleo:

  • Se voluntario en actividades de alguna asociación de tu industria.
  • Ofrece asesorías a amigos, familiares o PYMES a las que tengas acceso con la intención de que luego te recomienden a otras personas. Estas asesorías podrían ser de bajo costo o incluso gratuitas. Lo importante no es cuánto cobres sino que te conozcan.
  • Transmite conocimientos prácticos a estudiantes de tu carrera.
  • Si hay algún examen especial para profesionales de tu área que tú ya hayas aprobado, ayuda a otras personas a pasar el mismo examen con menor esfuerzo. Aprende lo que funciona y lo que no para prepararse para el examen y posiblemente puedas crear una guía de estudio que puedas vender. Esta podría ser una excelente adición a tu portafolio.

***

¿Tienes algún otro consejo para César? ¿Qué harías tu en su posición? De paso, si te interesa trabajar con un diseñador industrial, visita el portafolio de César Estrada.

Cómo Dejar de Odiar tu Empleo

¿Qué pasa si te sientes frustrado por tu empleo pero no quieres renunciar?

Hace varios días @fsacari me preguntó qué le recomendaría a alguien que se siente frustrado con su empleo. Él quería estas recomendaciones para el primo de un amigo, así que decidí escribir al respecto.

En este artículo exploraré el tema con más profundidad con algunas recomendaciones para quien se sienta frustrado con su empleo y no necesariamente quiere dejar de ser empleado.

¿Qué buscas en un empleo?

La frustración laboral puede acarrear emociones muy fuertes que no permiten analizar con claridad la situación. En estos casos, encuentro muy útil primero dar un paso atrás y descomponer lo mejor que pueda el problema para obtener claridad. Así que antes de preguntarnos ¿qué hago para ya no sentirme frustrado? veamos qué es lo que buscamos realmente en un empleo.

Creo que en general, cualquier persona busca estas seis cosas en un empleo:

  1. Una oportunidad para contribuir: Esto se refiere a la actividad específica que realizas en tu empleo. Programar, hacer diseños gráficos, cocinar, limpiar, dirigir a otras personas, etc. Los humanos siempre buscamos “hacer algo” y, preferiblemente, hacer algo útil, que tenga un fin.
  2. Una retribución a cambio de tu trabajo: De todas las cosas que podríamos hacer con nuestra vida, en un empleo hacemos aquellas que aportan valor a otras personas para que nos paguen por ese valor. Esto incluye tu salario, bonos, vacaciones, etc. Por supuesto, no es la única motivación, pero es de las más importantes.
  3. Líderes que seleccionen las oportunidades para contribuir: Esto se refiere a tus jefes, junta directiva, presidente, etc. Ellos representan un papel de liderazgo y toman decisiones que afectan los dos primeros puntos.
  4. Otras personas con quienes compartir/distribuir el trabajo: Esto se refiere a tus compañeros de trabajo, socios, proveedores e incluso clientes. Ningún trabajo tiene sentido si no hay otras personas involucradas en algún nivel.
  5. Herramientas y medios para lograr la contribución: Tu oficina, computadora, material y equipo, incluso el café que hay en tu oficina. Todo esto está dispuesto para que logres cumplir con el valor que quieres aportar por medio de tu trabajo.
  6. Oportunidad de expandir tu contribución: Ascensos, capacitación profesional y personal, etc.

El Origen de la Frustración

En general cualquier frustración que sientes es porque tus expectativas sobre algo no se cumplieron. Al separar tu empleo en estas seis áreas puedes aislar expectativas no cumplidas y reparar tu empleo de forma metódica, por ejemplo:

  • Tu trabajo es tedioso, repetitivo o no pone a prueba tus habilidades.
  • Sientes que el pago que recibes a cambio no equivale con el valor que aportas.
  • Tus jefes no representan un rol de liderazgo efectivo.
  • Tus compañeros de trabajo no cumplen con su papel de forma adecuada. Esto puede aplicarse también a clientes/proveedores indeseables.
  • Las herramientas o los medios para lograr tu trabajo son inadecuados.
  • No tienes oportunidades para expandir tu contribución.

¿Reconoces algunas de estas situaciones como la fuente de tu frustración laboral?

De ser así, necesitarás una estrategia clara para atacar los problemas. Veamos cuáles son los elementos más importantes de dicha estrategia, y luego, cómo puedes aplicarlo a situaciones concretas.

Estrategia

Tu estrategia general debe contar con estos 5 elementos:

1. Meta Clara: Define exactamente qué es lo que quieres lograr con un empleo. No con tu empleo actual sino con cualquier empleo. ¿Quieres un empleo que te permita crecer profesionalmente? ¿Quieres un empleo para “entrenarte” y luego crear tu propia empresa o cambiar de empleo? ¿Estás en un empleo sólo por el dinero? (no que haya algo de malo con eso, muchas personas consiguen un empleo extra temporalmente para salir de deudas, por ejemplo).

2. Confianza en el Valor que Aportas: Si tú mismo/a no confías suficiente en el valor que aportas a la empresa, será difícil crear una estrategia efectiva. Analiza objetivamente qué es lo que aportas y si crees que puedes mejorar en esta área hazlo cuanto antes. Pregunta a otras personas de confianza cuáles creen que son tus fortalezas y explótalas.

3. Maximiza tu Productividad: No sólo debes confiar en que lo que aportas a la empresa tiene valor, sino que debes aportarlo de la forma más efectiva posible; donde “efectiva” puede significar en el menor tiempo posible, de la forma más creativa posible, con el menor costo posible, etc. Depende de tu empleo particular, por lo tanto, analiza qué es efectivo en tu industria. Ten en cuenta que ser productivo no es lo mismo que estar siempre ocupado. De hecho, lo opuesto tiende a ser la verdad. Tim Ferriss lo dijo mejor: “La falta de tiempo es en realidad falta de prioridades”.

Lee el artículo “7 (u 8 ) formas de aumentar tu productividad” para más consejos al respecto.

4. Utiliza la Tecnología al Máximo: Este es un corolario del punto anterior. Muchos (la mayoría, creo yo) de puestos de trabajo son ineficientes para utilizar la tecnología de información. Una de las mas grandes pérdidas de tiempo en el ambiente laboral es el correo electrónico. Y una de las herramientas más poderosas y comúnmente subestimadas y sub-utilizadas es… el correo electrónico.

Aprende formas efectivas para usar el correo electrónico (o cualquier otra tecnología que aplique) que te permitan obtener ventajas para mejorar tu trabajo.

5. Habla y Negocia: ¿Conoces la frase “el que no llora no mama”? Seguro que sí. Debes aprender a ser asertivo y negociar lo que consideras justo (mira la sección Recursos al final del artículo si quieres aprender más sobre negociación). Nadie adivinará qué es lo que quieres, debes tomar la iniciativa y provocar los cambios positivos que quieres ver. ¿Cómo? Utiliza todos estos puntos para crear tus tácticas…

Tácticas

Vemos ahora algunos ejemplos de cómo puedes aplicar esta estrategia en situaciones específicas:

1. Si tu problema es que tienes mucha carga laboral enfócate en ser más productivo en lugar de simplemente estar ocupado. Identifica cuáles son las tareas que te mantienen “ocupado” y trata de eliminarlas o automatizarlas. Si no es posible o necesitas autorización de tu jefe par hacerlo, busca la autorización cuanto antes.

Esto tendrá 2 efectos: (1) optimizas tu trabajo y (2) muestras tu interés/habilidad para mejorar la empresa, lo cual funciona como apalancamiento para conseguir aumento/mejora de condiciones, etc.

Si por otro lado, se trata de que tu trabajo es en inherentemente aburrido o tedioso y no puede mejorarse sustancialmente, busca otras formas de ofrecer valor: cámbiate de departamento, cuando tengas tiempo libre ve a otro departamento a ver en qué puedes ayudar o qué puedes aprender, si es necesario conseguir acreditaciones hazlo.Ir en busca de formas de ofrecer valor fuera de tu puesto requiere cierto valor para enfrentar críticas.

Evita la excusa “Si pero es que ese no es mi trabajo”. Los jefes por lo general buscan personas que aporten valor a la empresa para hacerlas crecer y no a quienes simplemente hacen lo que les toca. Si tu jefe no encaja en esta descripción, más abajo hay un ejemplo para ti.

2. Si estás consciente de que tu valor no es equivalente con lo que recibes de sueldo… ¡habla! Ve con tu jefe y dile lo que piensas, explícale cuál es el fundamento para tu apreciación y negocia. Debes tener en cuenta tu verdadero poder en la negociación. Si tu puesto es fácilmente reemplazable, considera mejor cambiarte de puesto antes de pedir un aumento en el mismo. Consigue el poder que necesitas en la negociación aportando un valor que sea difícil de reemplazar. Conviértete en una pieza clave a quien no quieran perder.

3. Si el problema es que tu(s) jefe(s) no representan una rol de liderazgo efectivo, el primer paso es hablar con ellos. Se honesto/a u asertivo. No busques conflicto sólo para desquitarte y/o que te despidan. Si ir con tu jefe a hablar honestamente te causa miedo a represalias debería ser un buen inddicador de que tu jefe no tiene (1) intención de cambiar y (2) por lo tanto, renunciar (o cambiarte de área) sería lo mejor. Sé realista y analiza si sirve de algo ir con el jefe de tu jefe (o con el jefe del jefe de tu jefe).En cada paso que tomes, de nuevo, es clave que tengas confianza en lo que aportas para darles una razón para entrar en una negociación contigo.

4. El problema puede estar en que tus compañeros de trabajo no hacen su parte en el equipo. Esto es bastante común en mi experiencia. El primer paso es hablar con ellos (¿comienzas a notar el patrón?). Explica lo que crees que es el problema y trata de solucionarlo con ellos directamente.

Si no ves un cambio positivo, háblales otra vez y explícales la forma en que te perjudica a ti, a la empresa y a ellos mismos. Diles abiertamente que llevarás el problema con tu jefe de ser necesario. Recuerda que tu lealtad debe estar con tus principios,valores y metas, no con personas en particular. Siempre explícales que no lo haces porque te caigan mal como personas sino porque tu trabajo se ve afectado.Puedes experimentar cierta resistencia a hacer algo así porque te tacharán de soplón o cosas parecidas. Simplemente mantén en mente que nadie te nombró mártir empresarial para tener que soportar su falta de aprecio hacia tu (y su) trabajo. La vida es muy corta para esas cosas.

Esta situación puede extenderse a otras relaciones: clientes, proveedores, subalternos, socios, etc. La forma de proceder es básicamente la misma. Descarta una a una las posibilidades de lograr un cambio hasta que a alguien tenga que ser despedido, incluso a algunos clientes. Recuerda que no es cierto eso de que el cliente siempre tiene la razón.

5. Si tu frustración es causada por falta de herramientas y medios adecuados para hacer tu trabajo, busca los verdaderos motivos por los que faltan dichos medios/herramientas. Si, por ejemplo, se debe a que la empresa está pasando por “malos momentos” podría ser que lo que se necesita no es conseguir esos medios y herramientas; sino crear una nueva cultura de aprovechamiento máximo de lo que sí se tiene. Esta es tu oportunidad de mostrar que puedes aportar más valor en tiempos de “vacas flacas”.

Si por el contrario, es porque simplemente no se sabe qué se necesita o no hay interés porque se proporcionen las herramientas/medios adecuados, entonces, adivinaste, ¡habla y negocia!

6. Finalmente, si el problema es que tu empleador no te da oportunidades para expandir tu contribución (ascensos, capacitaciones personales y profesionales, etc.), una vez más, debes hablar abiertamente de lo que quieres y justificarlo. O simplemente deja de esperar que ellos te den las oportunidades y búscalas tu mismo/a.Busca seminarios o cursos en tu industria y pide claramente a tus jefes que te envíen. (O cuando menos, que te den el tiempo necesario para ir). Luego demuestra de forma tangible la mejora en tu trabajo gracias a la capacitación. O haz una propuesta para crear un nuevo departamento o grupo de trabajo para mejorar algún aspecto específico de la empresa. Si quieres tener tu propia oficina y tus propios subalternos, no esperes a que a alguien se le ocurra crear un nuevo departamento, ¡crealo tú! Esto, de nuevo, incrementará el valor que la empresa percibe en ti y por lo tanto mejorará tu posición para negociar.

Sin Posibilidad de Reparación

¿Y qué hacer si ya probaste todo esto y aún así no te escuchan o los problemas persisten? Déjame darte el mejor consejo que tengo en palabras de Stefany Loren, lectora fiel del blog: ¡Manda ese trabajo pal carajo! 😉

Lo que más me gusta es que rima.

Y si decides hacerlo, asegúrate de tener un plan concreto de tus siguientes movimientos. ¿buscarás primero un empleo a dónde pasarte? ¿te tirarás al agua? ¿iniciarás un negocio? ¿cuánto tiempo puedes estar sin empleo? Renunciar a un empleo no es una mala decisión. Renunciar a un empleo sin tener un plan, es el problema.

Recursos

Mientras escribía este post, pedí en Twitter recomendaciones de lectura para aprender a negociar. Estas fueron las recomendaciones:

@taniapazcordero recomienda:

Imagen Vendedora de Víctor Gordoa (cómpralo en Amazon, o si estás en México en ImagenPublica).

@joseluischam recomienda:

The Negotiating Game de Chester Karrass (cómpralo en Amazon -en inglés-, no encontré una versión en español, si conoces alguna déjame saber en los comentarios)

@KarlaBayly recomienda:

Getting to Yes! (Sí de Acuerdo, en español) de Roger Fisher y William Ury (cómpralo en Amazon: en inglés / en español)

EXTRA: mientras buscaba información de The Negotiating Game encontré estos juegos interactivos de negociación (en inglés). ¡Realmente me gustaron los que probé! Puedes acceder a algunos de prueba, el resto están disponibles sólo para suscriptores del sitio.

¿Cómo te sientes en tu empleo actual? ¿Te identificas con alguno de estos problemas? ¿Qué harías tu para reparar tu empleo? O si tú no lo necesitas, ¿qué le recomendarías al primo de un amigo que lo necesita? 🙂

Auto-empleado: ¿Estás cometiendo este grave error?

Desde que publiqué el artículo “7 Razones para Renunciar a tu Empleo“, éste ha sido uno de los más populares del blog. Ha recibido miles de visitas y muchas personas me han contactado contándome cómo ese artículo les ayudó a tomar la decisión de finalmente renunciar a un empleo que no les satisfacía.

Lo escribí unos días antes de que se hiciera efectiva mi renuncia a mi último empleo y lo publiqué justamente el último día que trabajé.

En ese momento, ya llevaba un intento fallido de iniciar una empresa en mi historial y estaba convencido de que esta vez estaba en una mejor posición para crear un negocio exitoso.

Y así fue… ¿verdad?

El Error Crucial

Una de las razones más importantes por las que mi primer negocio fracasó fue que me sentía mucho más feliz por ser desempleado que por ser emprendedor. Me sentía muy feliz por poder hacer con mi tiempo lo que quisiera, no tener que responder a un jefe y poder trabajar donde y cuando quisiera. Me sentía tan feliz por esto, que olvidé tomar responsabilidad por hacer funcionar el negocio.

Lo más notable de esta situación es que no se trató un error “técnico” de negocios sino un error personal, más relacionado con el aspecto emocional que con el aspecto intelectual.

No hubo mala planificación de flujos de efectivo (porque no hubo flujos de efectivo para empezar). No hubo una mala selección de nicho de mercado (porque nunca nos llegamos a decidir por un nicho). No hubo clientes o proveedores que nos estafaran (ya te puedes imaginar por qué).

Así de malo fue mi primer negocio. 🙂

Por eso regresé a trabajar en una empresa donde había trabajado antes; quienes, afortunadamente, me recibieron de regreso en mi puesto anterior. Pero esta vez tenía total claridad sobre mi objetivo: pagar completamente mis deudas y volver a intentarlo.

Así que pasaron los meses, creé este sitio, me enfoqué en mis metas financieras y finalmente renuncié para intentarlo otra vez.

¿Y cómo me fue la segunda vez? Igual. Al menos durante los primeros meses.

El Segundo Error Crucial

Dicen que sólo los humanos podemos tropezarnos dos veces con la misma piedra. Peor aún, cuando ni siquiera te has dado cuenta de que existe una piedra.

Sucede que durante los primeros meses del 2009 cometí exactamente el mismo error. De nuevo, me enamoré más de la idea de ser un espíritu libre que podía darse el lujo de trabajar cuando y dónde quisiera. Lo que frecuentemente significaba en realidad, no trabajar.

No fue sino hasta mediados del 2009 que noté que estaba dejando de lado, otra vez, la responsabilidad sobre mi vida y mis ingresos, por estar muy feliz siendo desempleado.

En ese momento comencé a tomar pasos, al principio pequeños, para tomar completa responsabilidad de que mis esfuerzos como emprendedor rindieran frutos.

En el caso de Economía Personal, fue hasta esos meses cuando comencé a usar Twitter en serio (sígueme!). Creé la página en Facebook (hazte fan!), comencé a hacer encuestas a los lectores para conocer sus opiniones, hice un “experimento” de publicar a diario durante 30 días, etc.

Y los efectos fueron notables.

Los números comenzaron a subir. Tráfico, suscriptores, seguidores, fans e ingresos por publicidad. Los lectores comenzaron a contactarme más seguido, recibí algunas ofertas de negocios (algunas que rechacé porque no eran más que estafas disfrazadas).

Pero en general, puedo decir que comencé a generar más valor que es el fundamento de todo negocio.

Así que mi intención es que todos quienes piensan en renunciar para trabajar por su cuenta o quienes ya lo hicieron reflexionen sobre este punto crucial que no se encuentra en los libros de administración ni lo enseñan en las maestrías de negocios.

¿Te estás tomando en serio lo de ser emprendedor? ¿tus acciones reflejan realmente los motivos por los que renunciaste a tu empleo? ¿o es que simplemente estabas huyendo sin saber a dónde ir?

Todos debemos aprender de nuestros propios errores, pero siempre podemos tomar el atajo de aprender de los de alguien más. ¡Éxitos!